miércoles, 27 de abril de 2011

Poliomielitis: ecos lejanos de una muerte segura


   Cuando en el año 1956, con solo ocho meses de nacido, Eligio Abreu contrajo la poliomielitis, sus padres pensaron que al bebé le esperaba la muerte segura, pues carecían de recursos monetarios para pagar la asistencia médica.
   Al llevarlo al antiguo hospital de San Juan de Dios, en la ciudad de Camagüey, los doctores lo situaron en una sala donde estaban otros niños contagiados y de allí no podían salir ni los acompañantes por el alto nivel infeccioso de la enfermedad, relató Margarita Sánchez, madre de Eligio.
   "Los médicos pasaban una vez al día para repartir los medicamentos pero apenas examinaban a los enfermos o hablaban con las madres, pues en aquellos momentos era muy diferente la atención hospitalaria a la de estos días, sobre todo para personas pobres", añadió.
   Luego de 57 días con altas fiebres y pérdida de la fuerza muscular en las piernas, Eligio fue dado de alta, pero no caminó hasta varios años después del triunfo de la Revolución, cuando comenzó a recibir las consultas en el hospital Frank País, de La Habana.
   "Me realizaron dos operaciones -relató. La primera en la rodilla, y la otra para llevar el tobillo a su lugar, pues lo tenía en la zona de los calcañales, y a los nueve años comencé a caminar con los aparatos que iban desde la cintura hasta los pies, y con muletas.
   Para muchas personas nacidas en los años posteriores a 1959, la historia de Eligio apenas es la anécdota del pasado lejano y ajeno, pues desde 1962 el sistema de salud en Cuba ha administrado más de 79 millones de dosis de vacunas contra la poliomielitis.
    El triunfo revolucionario heredó ese flagelo del régimen neocolonial, y según informe de la Organización Mundial de la Salud, de 1957 a 1961 se reportaron en Cuba mil 162 casos de parálisis y muerte, de ellos el 76,6 por ciento en niños menores de cinco años.
   Ese documento valora, además, la rápida desaparición de la enfermedad en el archiélago caribeño tras la primera campaña masiva de inmunización, iniciada en febrero de 1962, y la contribución de la experiencia cubana para estrategias regionales y mundiales de eliminación de la poliomielitis.
  El reconocimiento se hizo público internacionalmente el nueve de abril de 1995 cuando el Estado cubano recibió el Certificado de Erradicación de la Polio de la Organización Panamericana de la Salud y de la Comisión Internacional de la Erradicación de la Poliomielitis en el Mundo.
  La enfermedad es causada por un poliovirus del cual el hombre es el único anfitrión y se transmite de persona a persona, y por contacto con secreciones de infecciones de la nariz o de la boca y heces, informa el sitio digital Medline Plus.
   En la campaña de vacunación antipoliomielítica que se acaba de realizar en el país, más de medio millón de niños en Cuba quedaron inmunizados gratuitamente contra esa enfermedad  viral, causante de daños como la paralización total de los músculos y en ocasiones, incluso la muerte.
   Eligio Abreu agradece hoy a la suerte no morir en 1956 cuando era apenas un bebé, y a su voluntad el hecho de convertirse en hombre trabajador, útil para cualquiera de las tareas que ha desempeñado, desde guía de pioneros, recogedor de caña en las zafras de los años 70, hasta delegado de su circunscripción.
   “Nunca me he sentido derrotado -concluye Eligio; impedido físico sí, pero inferior jamás, y ese lugar que ocupo hoy en la sociedad se lo agradeceré siempre a la grandiosa Revolución Cubana.”

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