miércoles, 24 de agosto de 2011

Amamanta perrita camagüeyana a cinco cerditos



Camagüey, 24 ago (AIN) Con el asombro de sus dueños y los vecinos de la zona, una perrita llamada Yeti alimenta a cinco cerditos que prefieren su leche a la de la madre, y la persiguen por todo el patio de una vivienda situada en las afueras de esta ciudad. 
   Mannorkys Santamaría, propietario de los animales y operador de la Empresa de Recursos Hidráulicos, dijo a la AIN que las crías no tienen necesidad de amamantarse de la perra, pues la madre biológica cuenta con abundante leche.
   Sin embargo, los puerquitos se prenden de las mamas de Yeti cada vez que tienen oportunidad, y lloran y gruñen cuando la “madre adoptiva” se siente cansada del asedio y abandona el hogar por un rato, añadió Eida Fernández, esposa de Mannorkys.
   En esos casos, y aunque la preferencia por el alimento de la perra es evidente, las crías retoman entonces la lactancia con la cerda progenitora, relataron los dueños.
   Yeti, de raza criolla, de tamaño mediano y color gris y carmelita, destetó hace cuatro días a su última cría natural, de un parto de nueve perritos donde uno falleció al nacimiento, pero al parecer sus instintos maternales prevalecen, pues además de los cinco cerdos, adoptó también a un cachorro huérfano.
   Sergio Rodríguez, miembro de la dirección provincial del Instituto de Medicina Veterinaria, opinó que esas conductas en los animales, aunque suceden en ocasiones, son excepcionales, pues no responden a sus instintos naturales.
   Señaló además que la leche de la madre biológica es la que proporciona a los lechones los componentes nutricionales necesarios para su desarrollo y no el alimento de la perra, que contiene menos grasas, vitaminas y proteínas que el de la puerca.
   Aunque no se conoce con certeza por qué ocurren esas “adopciones”, el doctor Rodríguez consideró que las crías pudieron sentirse tentadas porque el sabor y la temperatura de la leche de todos los mamíferos son similares.  
   Al parecer Yeti corresponde así el desinterés y el amor recibido en el hogar de Mannorkys y Eida, adonde arribó un día sin previo aviso, y nunca más se marchó.

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