miércoles, 20 de octubre de 2010

Sueños y esperanzas a lomo de caballo


  
Maikol Anselmo es un niño con Síndrome de Down que hace dos años recibe equinoterapia o terapia asistida con animales, en el centro de rehabilitación ecuestre “Jardín de sueños” de la ciudad de Camagüey.

   Aunque su padecimiento provoca un grado variable de retraso mental y afecta el desarrollo psicomotor, Maikol, de siete años de edad, contó a la AIN que a él le gusta cantar y bailar con las maracas, montar en el caballo y comer coquito acaramelado.

  Desde que recibe la terapia equina el niño ha ampliado sus habilidades sociales, se relaciona con los otros que asisten al centro y a la escuela especial Nguyen Van Troi y depende menos de mi presencia, asegura María del Carmen Gómez, madre del pequeño.

   El como miles de niños con diferentes afecciones atendidos en este “jardín” camagüeyano mejoraron considerablemente su calidad de vida, gracias a la terapia ecuestre, -de alto costo en otros países del mundo- y que en Cuba se ofrece de forma gratuita.

   Juan Miguel Fatjó, quien antes de convertirse en el fundamental promotor de la equinoterapia en la provincia de Camagüey pertenecía a la Sociedad Cubana de Vaqueros de Rodeo, comenzó esta noble labor hace diez años en el patio de su casa, con sus propios animales.

   Esas bestias requieren un entrenamiento especial para adquirir el paso tridimensional propio de la terapia, que consiste en que las patas traseras pisen en el mismo lugar donde pisan las delanteras y generen un movimiento similar al del cuerpo humano, explicó Fatjó a la AIN. 

    Terapia con caballos, arte y trabajo

    Los niños que sufren parálisis, trastornos psicomotores u otras afecciones que no les permiten caminar, cuando montan el caballo perciben estos movimientos desconocidos como impulsos nerviosos que van desde la columna vertebral hasta la corteza cerebral y se familiarizan con ellos.  

   Fatjó añade que del caballo se aprovecha además la naturaleza afectiva y sociable, la mansedumbre y los atributos físicos para extender los fines terapéuticos además hacia niños ciegos, débiles visuales, con retraso mental y con alteraciones de la conducta.

   Con la equinoterapia como razón primordial, el centro se ha convertido en una institución de referencia nacional y para Latinoamérica, donde la rehabilitación incluye actividades culturales, recreativas, deportivas y agrícolas, señaló Nidia Yero, logopeda de la escuela Van Troi y fundadora del “Jardín de sueños”.      

   Gracias a la combinación de esfuerzos de Salud Pública, Educación, Flora y Fauna, Recreación y Deporte y otros colaboradores, funcionan círculos de interés de música, pintura, teatro, cultivos tapados, danza y deportes, además de un aviario y, próximamente, una piscina y un orquideario.

   El centro es como un parque, los niños no quieren marcharse nunca y existe una relación fraterna y amistosa entre ellos y todos los trabajadores, aseguró Adaneisy Pardal Rodríguez, licenciada en Rehabilitación y Fisioterapia de la institución.

   En el transcurso de la semana rotan seis escuelas especiales de la provincia, además de infantes con enfermedades como parálisis cerebral, autismo y defectos congénitos, que reciben fisioterapia y rehabilitación al aire libre por un equipo multidisciplinario de fisiatras, psicólogos, defectólogos y logopedas.    

   Así pasea la esperanza, a lomo de caballo en el “Jardín de sueños”, con las riendas firmes en las manos de hombres y mujeres que no permiten que la vida robe las sonrisas y los sueños a sus niños especiales.
  
(Vean como funciona el centro en las fotografías disponibles en http://fotos.ain.cu/main.php?g2_itemId=237007)

1 comentario:

  1. Lianet:
    Me gusta tu sensibilidad para hablarnos de la esperanza. Que Rocinante y su amazona no dejen de cabalgar.
    Enrique

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