lunes, 16 de mayo de 2011

Con el corazón anclado en la distancia


 
   Hoy es la primera vez que no participaré, después de cinco años, en un festival de artistas aficionados de mi Facultad de Humanidades, en la Universidad de Santa Clara. No asistiré porque mi tiempo en la UCLV ya pasó, ya mis amigos son hombres y mujeres que debimos abandonar ese pedacito de casa grande para empezar a ejercer, y ahora solo nos queda el vacío insondable de la nostalgia en el corazón.

   Quizás muchos no entiendan por qué un festival es el detonante de esta crónica tardía que le debo al Alma Mater que forjó nuestros espíritus de periodistas en ciernes. Y es que decir FESTIVAL para la Facultad de Humanidades es una palabra sagrada. El FESTIVAL fue, es y será el único evento más importante que el almuerzo insípido, la prueba inminente, la tesis extenuante o la prueba estatal.


   Para Anabel, Karell, Manuel, Lourdes, Daimí, Rafa, Bárbara, Francel, Loipa, Diuval, Yislianys, Adalberto, Gretta… o sea, los que cantaban, actuaban o bailaban, la noche de gala era el momento cúspide de meses de ensayos y esfuerzo físico para lucir mejor que los Cats en Broadway.

   Para Liudmila, a la cabeza del resto de todas las niñas de mi grupo que no contábamos con talento digno de subir al escenario a competir, pero sí para llenarnos de pintura desde los pelos hasta la punta de los pies, era la satisfacción de haber realizado una apertura (openning) que arrancaba de cuajo los aplausos de los espectadores, y les dejaba la piel erizada por un buen rato.

   O arrasar con las risas en el comedor cuando desfilaban nuestras iniciativas, ya fuera una representación satírica de Bernarda Alba o Las brujas de Salem, un baile de Cecilia Valdés o una escenificación grotesca de las tiernas niñas de Humanidades vestidas y actuando como los rudos hombrones de la Facultad de Eléctrica.

   El FESTIVAL era también el espíritu de cada estudiante de Letras, Lengua Inglesa o Periodismo que fuera capaz de secuestrarle noches enteras al sueño preparando calderos y más calderos de harina y agua (excelente pegamento) en una pequeña cocinilla eléctrica casera, pintando castillos de cartón o armando un híbrido, entre perro y cerdo, de alambres, papier maché, algodón y pintura, que sólo en nuestros sueños era idéntico al dragón Fújur, de La Historia Sin Fin. Todo con la ilusión de que, algún día, nuestras escenografías iban a ser mejores que las de la Facultad de Arquitectura.

   También recorrer el pueblo de Camajuaní de una punta a la otra para alquilar los mejores trajes de las famosas parrandas y lucirlos en el openning; montar exhibiciones de cualquier cosa relacionada con el tema elegido para la noche de gala, o representar una y otra vez una ridícula obra de teatro sin texto ni argumento con tal de añadir más puntos a la Jornada Cultural.
 
Así mi gente y yo vivimos noches dedicadas a la radio, a la televisión, a las artes escénicas, a la literatura y a la infancia, y durante tres años consecutivos fuimos los monarcas indiscutibles en la competencia que suscitaba el movimiento de artistas aficionados. La competencia, y el mal disimulado resentimiento de algunos personajes de otras facultades que nunca entendieron que “sólo nosotros éramos capaces de superarnos a nosotros mismos”. (Rafael, 2010)

   Hoy la gala se dedica a Brasil, y simplemente espero que Andrei, Asley, Diona, Yeny, y todos a los que le enseñamos a defender el legado de grandeza de la Facultad de Humanidades, sean capaces de mantener en alto el nombre de nuestro FESTIVAL. No importa si no es el cuarto primer lugar consecutivo, pero sí que todos reconozcan que el arte de Humanidades es lo mejor que pisa las tablas en la Universidad Central de Las Villas.
  

2 comentarios:

  1. Lianet: ¿Quién te dijo que no fuiste al festival? Si vale de algo, yo te anticipo mi premio en la edición de este año.

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  2. tutet alaym@uclv.edu.cu5 de febrero de 2014, 15:15

    Lia lo + grande, tutet se acuerda de todos esos festivales donde no lo mencionas. Baby y Yisli, incluso Karell y Youry como siempre estan inmersos desde los pies hasta el verbo en este nuevo festival dedicado al matrimonio. "Lo que pasa por nosotros es que somos sencillamente espectaculares" (Piñera, en Rafael 2008). Esperamos que nos sorprendan nuestros actores en el 2014.

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