viernes, 6 de mayo de 2011

Rosa que quedó sin semilla, Aurora que defiende la esperanza


   Quizás Rosa Aurora Freijanes quería una hija hembra primero, tal vez luego un varoncito, o viceversa; pero este Día de las Madres, como tantos, ella deberá conformarse con abrazos de otros hijos, queridos como propios, pero ajenos a su vientre.
   A Rosa ya se le acabó el tiempo, el implacable reloj biológico determinó el fin de su capacidad femenina para engendrar la vida mientras su esposo, Fernando González, cuenta todavía los cinco años que le restan para ver la aurora una vez más.
   Y ella, aunque trasciende a simple vista la fortaleza de su carácter, no pudo disimular el temblor de la voz y las lágrimas en los ojos cuando, en un reciente encuentro con mujeres economistas en la ciudad de Camagüey, admitió la resignación ante la pérdida de la posibilidad de ser madre.
   Fernando es uno de los Cinco cubanos presos injustamente en cárceles de máxima seguridad de los Estados Unidos, condenados en un juicio parcializado, sin pruebas para justificar las excesivas penas de privación de libertad impuestas.
   En 2008, la Corte de Apelaciones de Atlanta reconoció la inexistencia de evidencia de obtención ni transmisión de información secreta o de defensa nacional en el caso de los acusados del cargo de conspiración para cometer espionaje.
   La declaración de ese órgano determinó un ajuste en las sentencias de tres de los Cinco, entre ellos Fernando, tras la ratificación de otros cargos por los cuales las condenas son igualmente desproporcionadas.
   A pesar de las múltiples violaciones legales cometidas durante el proceso y la petición universal de personalidades como 10 Premios Nobel, cientos de legisladores de diversos países y funcionarios de organismos internacionales, la Corte Suprema de los Estados Unidos se negó a revisar el caso en 2009.  
   Pero aunque el reclamo de justicia para Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, René González y Fernando González recorre el mundo, este segundo domingo de mayo sus madres y esposas sufrirán la ausencia de sus miradas, sus abrazos y sus felicitaciones.
   Rosa Aurora reconoce el papel otorgado por la historia al convertirse en la compañera de un Héroe de la República de Cuba, pero añora aquellos días cuando Fernando era simplemente el hombre del que se enamoró, su héroe personal.
   “Para mí fue muy traumático renunciar a tener hijos, porque quería hacer trascender ese amor en un ser de carne, hueso y sangre”, refirió emocionada mientras Adriana Pérez, cónyuge de Gerardo, sostenía sus manos para animarla a seguir adelante.
   Así sobreviven esas mujeres al dolor de la separación de sus parejas en la vida, y la unión entre ellas las hace más fuertes para llevar el reclamo a todas las instancias posibles pues, como aseguró Adriana, quien tampoco es madre aún, la solidaridad con la causa de los Cinco es la garantía para su liberación.   
   Ojalá dentro de unos años esta crónica lleve el nombre de Adriana, pero no porque el Imperio le arrebató también el milagro de la vida a su vientre, sino porque ella y Gerardo lleven de la mano un pequeño duende, que conozca solo como una anécdota lejana todo el sufrimiento que soportó su mamá.

1 comentario:

  1. Lianet:
    La condena a estas dos mujeres es tan alta, o más, que las de sus esposos. Por muchos de vientre ajeno que puedan tener, no creo que esos otros hijos se acerquen al que quisieran con su héroe particular, como bien dices. Has escrito un post sencillo, objetivo y sensible. Sigue buscándole letras a lo que ves.

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